El silencio solo escucha las cosas que nosotros no nos atrevemos a decir.
Y le dijo una hormiga a un ruidoso grillo:
- "tsss, calla, que asustas al silencio."
A lo que el grillo no respondió, siguió cantando.
Sabiendo que el silencio es sordo.
Algo similar debe ocurrir con -ese tal- Dios.