jueves, 28 de mayo de 2009

Si hubiera sabido

Si hubiera sabido que esa despedida
sería la última para nosotros,
nunca habría sido tan breve.

Si hubiera sabido que tantas heridas,
que cerramos sin ayuda de otros,
se abrirían con un golpe tan leve,

habría empuñado mi espada;
a luchar de rodillas, a luchar derrotado,
a luchar -aún siendo- el que se cree vencido.

Habría cazado tus hadas;
las habría hecho mías, las habría guardado
por si algún día, el destino que manda es el mío

y el último beso que pude entregarte
aún siguiera estando vivo.

sábado, 23 de mayo de 2009

Climaxtología

Qué distinto se oye gemir a los vecinos de arriba cuando te da igual. No era el típico domingo de un sol de mierda que no traspasaba las nubes, que dejaban un goteo esporádico a su vez.
Era el atípico, extraño e irracional sábado egoísta bajo las mismas condiciones climatológicas.
De ventana para adentro, la primavera invadía todo, dosificando el color en un día que ni el vecino, su novia, su climax y su cigarro de después podrían torcer.
Algo o alguien habia empuñado su pluma y había comenzado a escribir recto en un cuaderno con renglones irregulares.
Algo o alguien se acercó por detrás a mi oído para gritarme bien alto que hoy el cielo no podía con nosotros.
Algo o alguien al que pasé a deber el mayor de los agradecimientos.
De momento gracias, Karma.

A través de los altavoces California dreamin', de The Mamas & The Papas.
A través del reloj, nada.

El tiempo se había detenido para dejar que me comportara como un loco.


lunes, 4 de mayo de 2009

Decisiones y otras injusticias

Como abatido por un disparo, me vi obligado a tomar una drástica decisión. Y yo nunca he sido de tomar decisiones a la ligera, pero tal vez menos acertado fuera tomar decisiones a la tremenda.
Me enfrenté, entonces, a la difícil indecisión que supone tomar una decisión. O al menos de tomar una que valga la pena para algo o alguien.
Contrariado, empecé a buscar en mi cabeza.
Más contrariado aún, no logré ver nada interesante.
Como abatido por un disparo quedé tras admitir que la solución, al alcance de mis ojos, se negaba a dejarse ver.

Afuera, en este domingo recién finiquitado (como un desempleado más), hace rato había un sol radiante que obligaba a mirar el mundo tras unas gafas oscuras y el viento leve que provocaría el aleteo de alguna mariposa en algún lugar del mundo.

¿Y yo tenía que tomar una decisión? Pues de momento no pude.

Bang, Bang (my baby shoot me down), que diría Nancy Sinatra.